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viernes, 26 de agosto de 2011

La Chicha de la Santa


Una manera de invitar a celebrar su onomástico, por parte las personas mayores, era la mención de la chicha de la santa, bebida que solía prepararse en casi todas las casas guayaquileñas, para brindarse de manera preferencial en los cumpleaños.

La harina de maíz bien cernida y desaguada, se echaba a una inmensa olla donde hervía el agua con naranjillas, canela y azúcar y se dejaba cocinar a fuego lento, procurando mantenerla en consistencia liviana, para que cumpla su cometido de refresco. Cuando finalizaba la cocción y el líquido estaba frio, se lo cernía tres veces en cedazo de cerda, para ponerlo en grandes recipientes de barro o de fierro enlozado, donde reposaba entre 24 y 48 horas a la sombra, a fin de que "coja punta", es decir un ligero grado de fermentación, de acuerdo al gusto de la casa.



Las vísperas
Los ajetreos del santo comenzaban desde el día anterior, con la compra del pavo por los alrededores del mercado Sur o por la calle Pedro Moncayo, pagando 100 sucres por los puros criollos de lustroso plumaje, seleccionados a pulso y luego de bien tanteada la pechuga.

El pavo jumo estiraba la pata esa misma tarde, a efectos del degüello, para aprovechar su sangre en la sabrosa chanfaina con cebollita picada. Y la nietada en pleno, se quedaba ayudando a batir suspiros y a picar papel cometa para envolver los huevos de faltriquera.

El día preciso, se colocaban dalias, espléndidas y frescas en los jarrones y sacándole brillo al piso, a punta de cera y franela, las empleadas con las faldas arremangadas, se deslizaban cantando de tabla en tabla. Por la tarde nos tocaba picar elevadas colinas de legumbres para la infaltable ensalada rusa y en el momento justo en que el relleno del pavo necesitaba de la mano maestra de la mamá, se aparecían los ahijaditos, portando bajo el brazo la gallina con lazo rojo amarrado en el pescuezo.

Cariñosos y acicalados, oliendo a brillantina, se quedaban instalados, mirando las evoluciones de la madrina que afanosa improvisaba platitos de todo un poco, más la tonga socorrida que entregaba a la comadre.

El festejo se iniciaba a golpe de 7:30 y 8:00 de la noche, precisamente con el brindis de la clásica chicha bien helada, que las abuelas disfrutaban con delectación, mientas la sala se iba llenando de familiares, compadres y amigos íntimos, deseosos de exteriorizar sus parabienes. Los regalos se recibían con entusiasmo guardándose en el dormitorio, para abrirlos al final de la reunión.

Circulaban el coñac Martell (ninguno como él), el perfecto amor, el anís del mono, el pernorr francés, además del rompope casero y del vinito de consagrar para las damas, que no acostumbraban ingerir bebidas fuertes. Aplausos, risa, música, baile. Declamaciones y vivas a la santa, menudeaban en las alegres reuniones en las que la mesa se servía a eso de las 10 pm, disfrutando grandes y chicos del pavo ahornado con relleno, ensalada, hayacas de gallina, tallarines, arroz con pollo. Grandes quesos de leche, carlota rusa, gelatinas de coco.

Así eran esos cumpleaños donde en vez del "happy birthday" en inglés, nosotros entonábamos un antiguo vals criollo, que en la nuestra -como en otras casas de familias porteñas- fue legándose de padres a hijos, para corearlo en el momento de cortar pastel...

I
Por ser el día de tu santo
te vengo a felicitar
que pases un feliz día
es lo que te puedo desear...

Coro
Y una lágrima y una lágrima
y una lágrima pura de amor...

II
Han recorrido los campos
San Pedro y Santa Lucía
buscando flores de mayo
para coronarte hoy día

Coro
Y una lágrima y una lágrima
y una lágrima pura de amor...

Cuando nos tocó el momento de organizar nuestras propias reuniones y años después las fiestas de nuestros hijos, la chicha de la santa había dejado de prepararse y brindarse, pero conservábamos la idea de que el festejar un onomástico debía constituir un motivo de felicidad compartida con amigos y parientes.

Quizás por ello nos resulte más que chocante, preocupante, la moda de artificiosa dependencia, actualmente impuesta en tales celebraciones donde la espontaneidad y extroversión va degenerando en excesos juveniles francamente inexplicables, como ese de hundir la cabeza de "la santa" en el pastel, dejando a la pobre cumpleañera transformada en un solemne mamarracho. O flagelar "al santo varón" con tantos latigazos cuantos esté cumpliendo, para diversión de los amigos, convertidos en verdugos que bebiendo como cosacos, se solazan procurando hacer sufrir a un infeliz...


Si tal cambio de costumbres a algunos de nosotros nos causa tanto impacto, de seguro a las abuelas les provocaría un patatús. Pues entre la chicha de la santa y un santo al que los invitados hacen chicha, sólo han mediado pocas décadas en las que todo el mundo parece haberse vuelto al revés.

cumpleaños, cumpleaños feliz, tortazo, cara en pastel

tomado del libro "Cronicas costumbristas del tiempo de la yapa" 5ta edicion.
Espero que les haya gustado y manténganse atentos a la próxima publicación 


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Saludos
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miércoles, 24 de agosto de 2011

Julio Jaramillo - El sentimental de America vol. 4


Cuarta entrega de Julio Jaramillo "El sentimental de America Vol. 4"

El sentimental de América vol. 4
tracklist:

01 - Amigos y mujeres
02 - Boda blanca
03 - Bórrame de tu lista
04 - Amor porqué no vuelves
05 - A mi madre
06 - Amor y espinas
07 - Amor sin ley
08 - Barrio pobre
09 - Cada día te extraño más
10 - Desandando
11 - Estaré a tu lado
12 - Ellas
13 - Frustrada
14 - Feliz cumpleaños Mamá
15 - Felicitación
16 - Hay que saber perder

Julio Jaramillo - Amor y Espinas

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Un Cerro de Cuentos



El domingo 21 de agosto, inició la 8va edicion de Un Cerro de Cuentos en la ciudad de Guayaquil, homenajeando a Los Rios y su oralidad, un evento organizado por Angela Arboleda y con representantes de traidos varios paises: Claudio Ferraro de Argentina, Aldo Mendez de Cuba, Fernando Cárdenas, Mayerlis Beltrán y Primo Rojas de Colombia y Arnau Vilardebò de España, todos en conjunto para ofrecer un excelente espectáculo del arte oral.



Ayer arrancaron el festival con sus cuentos Henry Layana, reconocido actor de teatro, televisión y cine, Catita Coque de Palenque y Don Toribio de Pueblo Viejo, donde dieron a conocer bellas e interesantes historias uniendo el amorfino y la música. Para aquellos que no fueron el lunes les dejo la presentación de Catita Coque y de Don Toribio, me hubiera gustado grabar la presentación de Henry Layana pero no me puse las pilas jaja, la verdad fue un cuento muy bonito. :-)


Catita Coque y uno de sus cuentos


Don Toribio y sus amorfinos


Lleno de color y risas todos fuimos testigos de este acontecimiento realizado en el cerro Santa Ana y para despedirnos un saludo de Angela Arboleda, la organizadora de Un Cerro de Cuentos para El Sentir Popular.

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domingo, 21 de agosto de 2011

Las Carretillas



Ese mismo malecón que de día le confería Guayaquil su categoría portuaria de primer orden como figuraba en sus cartas náuticas del Pacífico americano, se mantenía en movimiento por la noche gracias al tránsito fluvial, a las conexiones del comercio internacional de importación y exportación, y a la existencia de las famosas carretillas.

Dicen que así comenzaron
Las labores de carga y descarga se efectuaban desde los buques anclados en medio río por acción de lanchones y remolcadores de potentes motores que transportaban cacao, café, balsa y para nuestro tiempo de la yapa, toneladas de guineo de seda que comenzaban a exportarse como banano "Gross Mitchel" con destino a otros continentes donde su calidad era reconocida sin reservas como la más exquisita del mundo.

Cuadrillas de fornidos cargadores laboraban por turnos sucesivos y para reposición de fuerzas tenían siempre cerca los potajes criollos, preparados por expertos cocineros ambulantes con su fogón montado en la plataforma de esas carretillas que en el interior transportaban ollas, platos, vasos, baldes, bancos y cubiertos.

Un buen día, los nómadas comerciantes decidieron convertirlas en negocios permanentes. Les quitaron las ruedas para poder asentarlas en el suelo, las techaron y empezaron a arrimarlas discretamente en la orilla, donde nosotros las alcanzamos a disfrutar muy cerca de los muelles, desde la calle Diez de Agosto hasta Colón, cuando su pintoresca presencia ya era un símbolo tradicional que ponía la nota de alegría en la noche porteña, convidándonos a compartir todo lo bueno que ofrecían.

Chocolate y aplanchado
Saliendo del Teatro Olmedo, de las bodas, de las fiestas de graduación y de las quinceañeras; esperando pasajeros de los barcos grandes que fondeaban en Puná; despidiendo a la parentela o simplemente rematando el paseo familiar, nos acercábamos a las carretillas por que era imposible sustraerse a la tentación de sus aromas y sobre todo a la cálida atmósfera humana que de sus bancos irradiaban.

En ellas alternaban democráticamente la dama encopetada con el estibador, el banquero con el lustrabotas, la niña bien con la prostituta, que también lucía "muy bien". Los músicos bohemios con los poetas y los pintores. Libertad Lamarque con Nicasio Safadi; Carmen Amaya con Carlos Rubira Infante; Chabuca Granda con Patricia Gonzáles; los marineros del río con los campesinos recién llegados; los solitarios y los enamorados; las galladas de "9 de Octubre" y los buenos trompones del Astillero. Todos en amistosa algarabía.

Mientras las placas de hierro puro calentadas a la brasa (invento criollo precursor de la sofisticada sanduchera) planchaban literalmente a la palanqueta rellena, reduciéndola a lámina crocante de la cual salían hilachas de queso criollo mezcladas con jamón y el chocolate hirviente venía en grandes tazas de loza, endulzado y listo para servirse, quemando la lengua al primer sorbo. Después, aguado y seco de gallina, caldo sustancioso, arroz graneado y cocolón. ¡Qué potajes, señores, qué potajes!

Ni les dijimos adiós
Un mal improntu de aquellos que fueron volviéndose característicos de su ejercicio dictatorial, hizo que "el patán de noble corazón", como se auto denominaba un ex alcalde, sin raíces en el medio, arremetiera desde la recién captada alcaldía liquidando de un solo plumazo tan simpática tradición. Lo recuerdan?... Primero sacó de cuajo a las gasolineras y no contento con ello, en vez de normar por ordenanza la seguridad del sector, prohibió el funcionamiento de las populares carretillas, aduciendo que constituían focos perniciosos de desorden social por la presencia de delincuentes que empezaban a merodear en sus alrededores. No tuvimos el valor de defenderlas, conformándonos con los secos del Frigorífico. Y así se fueron las queridas carretillas, rodando por diferentes barrios. Unas tomaron forma de quioscos. Otras se convirtieron en feos comedores de las esquinas. El malecón se entristeció... La era del río estaba tocando a su fin... ¿Por qué no nos dimos cuenta de que volverle la espalda sería para los guayaquileños un histórico error?...
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sábado, 20 de agosto de 2011

Sabores que hemos perdido

No sólo los aromas sino también los sabores almacenados en nuestro subconsciente permanecen indefectiblemente ligados a hechos y etapas de nuestras vidas, formando parte de las memorias individuales, familiares y sociales. Sabor de patria añora el emigrante.
Sabor de madre descubren los infantes. Sabor de familia buscan los comensales solitarios. Sabor del hogar necesita el apurado ejecutivo. Sabor casero intentan los fabricantes de comidas enlatadas. Sabores comparan los viajeros. Sabores exploran los amantes e invitan a compartir los amigos. Sabor defienden los pueblos dueños de su identidad cultural, temerosos de perderla...

Nosotros hacemos lo contrario. Presionados por influencias foráneas, corremos aceleradamente para alcanzar el último vagón de ese gran tren que se denomina "el progreso", agarrando y comprando cualquier paquete de impresionante envoltura.

Masticamos y chupamos fórmulas sintéticas con gusto artificial indefinido; y en vez de tantas delicias que acostumbrábamos servirnos para sentirnos bien alimentados o para engolosinar el paladar, vamos suplantando los hábitos ancestrales que hasta ayer supimos apreciar como herencia de valor incalculable en nuestra mesa.

Si están en desacuerdo, díganme donde quedaron las deliciosas coladas de harina de plátano, de maicena con piña y naranjilla, el champús de mote, que llegaban en pequeños tazones como culminación de la merienda porteña, prolongada en agradable sobremesa familiar junto al plato de rosquitas de manteca.

Y dónde la caspiroleta con sendos trozos de canela o el chocolate batido con molinillo y su inseparable compañero, el queso, por que chocolate sin queso es como amor sin beso. O por lo menos lo fue, cuando el colesterol traicionero era un ilustre desconocido.


Caspiroleta con Canela.
Chocolate con queso.

Aquí van otros ejemplos
La bola de maní (que ya me la comí), por las esquinas del colegio donde paraban los vendedores de ese dulce con su canasto. Los chupetes criollos en forma de conos ensartados en palitos de caña con envoltura de papel adherido como cinta scocht. Los "chumbeques" tostaditos del kiosco de Margarita y las guayabitas azucaradas del charolero caminador. El "can de Suiza" que en el nocturnal recorrido portaba sobre su cabeza, el hombre del charol iluminado con una linterna junto al pilo de confite, cuyos pedazos saltaban al golpe del hacha pequeñita. Los prensados de jarabe de rosa, de menta o de vainilla, que en las tardes calurosas salíamos a comprar al oír el rítmico raca-raca del capillo contra el lomo del hielo, haciéndolos bañar íntegramente con el delicioso colorido combinado que bajaba lento y espeso por el cuello de la botella hasta cubrirlo de sabor y penetrarlo. Cosa muy diferente a las aguas teñidas de "muerte lenta" que ahora llaman "frescos" a bordo de carretillas desaseadas.

Las ciruelas del cerro. Los caimitos y los cauges. Las chirimoyas de Puná eliminadas por las piscinas camaroneras. Los nísperos de Daule, talados para tecnificar nuevos sembríos. Las gallinas criollas de carne consistente y provocativa pechuga. Los huevos de gallo y gallina. La leche y la mantequilla de vaquita natural con gusto a potrero de campo abierto, aire puro y verdor.

El sango de choclo rallado o de verde con cabeza de camarón machacado. Los tamales de dos masas. Los bollos, el pepián de pato y el ayampaco... Ayan qué?, me ha preguntado una ahijadita al escuchar que en voz alta yo recordaba el menú. Le expliqué pacientemente lo que era, sin lograr entusiasmarla. Ella se estaba comiendo un hot dog, luego vendrían las papas fritas, los cachitos, las hamburguesas, los sanduches o las pizzas... Para qué insistirle con los sabores del tiempo de la yapa... Ni hablarle del guardafrío y del fogón..., cuando en su casa tiene comida congelada u el refrigerador doble puerta, microondas y todo lo demás... Claro que ella nunca sabrá como se siente el gusto del cocolón; el perfecto balance del calentado; el fresco de un agrio de piña bien helado y tantos otros sabores ligados a esta tierra generosa donde todo lo hemos tenido, menos el aprecio suficiente para saberlo conservar, como hacen otros pueblos orgullosos de su herencia cultural.

Esta fue otra interesante historia del Guayaquil de antes realizada por la historiadora Jenny Estrada, autora del libro "Cronicas costumbristas del tiempo de la yapa" 5ta edicion.

Espero que les haya gustado y manténganse atentos a la próxima publicación

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Julio Jaramillo - El sentimental de America vol. 3


Tercera entrega de Julio Jaramillo "El sentimental de America Vol. 3"

El sentimental de América vol. 3
tracklist:

01 - Sigue Mintiendo
02 - Odio en la Sangre
03 - No me dejes Corazón
04 - Pasión de Amor
05 - Para que tu me creas
06 - Prisionero del Mar
07 - Peregrina sin Amor
08 - Préstame dos lágrimas
09 - Que me Condenen
10 - San Valentín
11 - Vuelve a Mi
12 - Volver
13 - Yo era bueno
14 - Tu vieja Ventana
15 - Soneto número uno
16 - Te adoraré

Julio Jaramillo - Para que tu me creas

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miércoles, 17 de agosto de 2011

Rubiel Berrios & Los Líricos - La bandola


Un disco instrumental de varios éxitos de antaño ejecutados por Rubiel Berrios con su bandola en conjunto de Los Líricos.

Excelentes temas como Nuestro Juramento, Reminiscencias y Odiame son devueltos a la vida en este disco de música instrumental... espero que les guste :-)

Rubiel Berrios y Los Líricos - Odiame

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The very best of Carlos Gardel - 60 Greatest Hits


Hoy vengo con 2 discos que tienen recopilado la mejor música de Carlos Gardel (30 canciones en cada disco), aquí se encuentran los mejores tangos interpretado por la voz única de Carlos Gardel.

Carlos Gardel - El dia que me quieras


The very best of Carlos Gardel - Cd 1
Carlos Gardel - Tomo y obligo


The very best of Carlos Gardel - Cd 2
Espero que les guste :-)
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sábado, 13 de agosto de 2011

Stan Getz & Charlie Byrd - Jazz Samba

Para el deleite de muchos hoy les comparto este excelente disco instrumental de Jazz Samba compuesto por Stan Getz en su saxo tenor, Charly Byrd en la guitarra, Ketter Betts en el bajo, Buddy Deppenschmidt y a Bill Reichenbach en la percusión, en fin un grupo de excelentes músicos que en conjunto componen esta hermosa fusión de generos del Jazz y la Samba.

Stan Getz & Charlie Byrd - Desafinado

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Chamico, el cigarro de los longevos

 
Placer. Agustino Pérez con su chamico.


Zoila Ortega, una mujer de 77 años, se sienta -como todos los días- con una batea (recipiente) de nogal sobre sus piernas, en cuyo objeto mantiene viva una antigua tradición, pues en ella da forma al chamico, un cigarro con un aroma especial y una historia muy particular.

El chamico es una de las tradiciones que identifica a Vilcabamba, parroquia del cantón Loja, conocida a nivel mundial como el Valle de la Longevidad, en donde es fácil encontrar entre sus habitantes a hombres y mujeres centenarios que le atribuyen su salud al clima, la calidad del agua y sus hábitos, entre los que se incluye disfrutar de un chamico, cigarro tipo habano.
Esa costumbre, pese a estar amenazada por la industria tabacalera, aún se conserva y tiene un espacio muy importante en Vilcabamba, desde donde se distribuye a otros sectores de la provincia y el país.

Zoila Ortega recuerda que su padre, Segundo, sembraba tabaco y a manera de juego a sus 10 años comenzó a empapelar el tabaco. Poco después, cuenta entre risas, que “los viciosos de aquí mismo” le pedían que lo haga en un papel especial para que ellos puedan fumar.

El juego se convirtió de pronto en un negocio que se mantiene vivo desde entonces con clientes en Zumba (Zamora Chinchipe), Cuenca, Loja y Cariamanga, cabecera cantonal de Calvas. A su edad ella sigue envolviendo el chamico pero también cultivándolo, en lo que está buena parte de la calidad de su producto.
El esposo de Zoila, Agustino Pérez, explica que el tabaco lo siembran en almácigo para luego trasplantar las plantas cuando alcanzan 10 centímetros de altura; tras un cuidado de tres meses se corta la flor y se despica (corta) los brotes, asegurando así que la hoja conserve su esencia.



Procesamiento:
Las hojas maduras son retiradas de la planta en cuatro cortes. Para convertirlas en chamico primero se las chanca, las ensartan en cordones de cabuya dejándolas madurar por cuatro días. Luego pasa a la prensa, la picadora que no es más que una guillotina armada con un machete, se cierne y se procede a armar en papeles de 5 centímetros.


Cultivo. Las plantas, cuando maduran, son cultivadas.


Proceso. Cortes diminutos.


Selección. Proceso meticuloso.


Destreza. Hábiles manos envuelven las hojas.


Empeño. Mantener la tradición.


Conservación. Zoila Ortega permite mantener viva la elaboración del chamico.

“No hay secreto para eso” dice doña Zoila, para quien sólo se trata de la habilidad. El resultado de su labor es un paquete de 15 chamicos que se vende por 30 centavos de dólar, los que para disfrutar se los debe volver a enrollar y sellar “con saliva”. Para José Pérez, habitante de Vilcabamba, no hay comparación entre el chamico y un cigarrillo común y corriente. Asegura que es más saludable, pues durante el cultivo de planta nunca se lo llega a fumigar, ni tampoco se le añade químicos ni otros componentes durante su elaboración.

Aunque han existido intentos para industrializar el chamico, la forma artesanal es la que ha perdurado al igual que su aroma particular, al que se han acostumbrado los longevos del sector y quienes han llegado hasta ese valle atraídos por su fama.



El chamico original


(Datura Stramonium)


Vale indicar que el tabaco que hoy se fuma en Vilcabamba como chamico reemplazó el consumo de una planta nativa que llevó ese nombre originalmente. En sus hojas y semillas se ha descubierto un alcaloide activo.

En pequeñas dosis llega a producir un ligero vértigo y somnolencia, disminuye la energía muscular y la circulación capilar. La vista se turba y se siente sequedad en la garganta. Aumenta el número de pulsaciones y disminuye su intensidad.

Si se aumenta la dosis, se acrecienta la sed y se experimenta una sensación de estrangulamiento. La cara se pone roja, se anima la vista y se dilata la pupila y otros síntomas más graves si se incrementa su cantidad. Pese a ello, este alcaloide goza de propiedades energéticas.


Vilcabamba
Características y población

° Se encuentra a 1.700 metros sobre el nivel del mar.
° Goza de un clima subtropical – seco, 20 grados de temperatura promedio
° Tiene alrededor de 5.000 habitantes.
° Se encuentra a 40 km de Loja .


Más
Turismo y fiestas


° Goza de excelente infraestructura hotelera.
° Sus fiestas de parroquialización son el 1 de septiembre .
° Las religiosas a finales de Julio.
° Se puede visitar durante todo el año.
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viernes, 12 de agosto de 2011

Julio Jaramillo - El sentimental de America vol. 2


Segunda entrega de Julio Jaramillo "El sentimental de America Vol. 2"

El sentimental de América vol. 2
tracklist:

01 - Dolor de Ausencia
02 - Dos Años
03 - Hilda
04 - Ilusión de Amor
05 - Interrogación
06 - Misa de Once
07 - Mi Carta
08 - Migajas
09 - Ódiame
10 - Para que recordar
11 - Pensando en tí
12 - Protección al niño
13 - Que es lo que pasa
14 - Rondando tu esquina
15 - Un año más
16 - Vuelve amor mío

Julio Jaramillo - Rondando tu esquina

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¿Por qué nos dicen monos?


...Desde la primera vez que fuimos a la Sierra y supimos que a los guayaquileños nos llamaban "monos", debimos hacer la pregunta del cajón a nuestros padres, recibiendo como respuesta la lectura de una sabrosa crónica que el tradicionista e historiador don José Gabriel Pino Roca, incluyó en su hermoso libro Leyendas, tradiciones y páginas de la Historia de Guayaquil (Página 128, Tomo II, 3a. Edición), con el título "Los monos de Carlos II", la misma que hoy, a pedido de mis nietos, resumiré a modo de "yapa final" de esta edición.
Cuenta el cronista mencionado, que allña por la última década del siglo XVII, gobernaba en España el joven rey Carlos II, hijo de doña María Ana de Austria, el mismo que padecía de cierto tipo de enfermedad mental por la cual se creía víctima de maleficios infernales y de cuando en cuando caía presa de ataque que lo transformaban en un pobre alienado. Seguramente presionado por los tutores, los asesores y los problemas del reino, las crisis se volvían más frecuentes y cuando ello sucedía, el pobre Rey solía vagar delirante por los corredores del palacio o se encerraba en un salón que daba hacia los jardines donde había mandado construir jaulas especiales para los animales exóticos que gustaba coleccionar y con los cuales se distraía en los momentos de aflicción. Mirando el colorido plumaje de los papagayos, escuchando a las loras parlanchinas, jugando con los lebreles saltarines y los suaves gatos de angora, olvidaba sus males y rehuía el trato con los ambiciosos cortesanos.




Un día supo que en sus remotos dominios del Nuevo Mundo, en un puerto llamado Guayaquil, habían unos animalitos muy simpáticos e inteligentes, que de seguro iban a ser de su agrado, y no bien ponderadas las virtudes de los monos, Carlos II ordenó a su secretario real que redactara una petición para enviarla a dicho puerto, a fin que se dé cumplimiento a su voluntad de obtener una pareja de aquellos famosos animales.

Con el retraso propio de la navegación a vela, el extraordinario documento llegó a Guayaquil en el galeón "Cristo Nuevo", que ancló en el puerto el 15 de mayo de 1695, siendo entregado por el capitán de la nave en las manos del señor Corregidor don Luis López de Haro, quien al día siguiente, ante el Cabildo en pleno, mostró la Cédula Real y pidió al escribano don Diego Pacheco, dar lectura de la misma. Enterándose todos de que:... "Su Majestad Don Carlos, por la gracia de Dios, Rey de Castilla, de León, de Aragón, de las dos Sicilias, de Hierusalem, de Navarra, de Algecira, etc., etc., etc., etc.,............................. teniendo noticia de que en los bosques y despoblados de esa Provincia existen monos de diversas procedencias y colores, que lo son de mi Real Agrado, os requiero como lo hago por la presente, a que me enviéis dos, de la mejor calidad y figura, al cuidado y protección de cualquier capitán o piloto de la Real Armada, en ocasión de convoy de bajeles a los puertos de Cádiz o San Lúcar de Barrameda. Por ende yo mando dar de mis Cajas Reales, de esa ciudad, el dinero necesario para su manutención durante el viaje, a la persona o personas que de ello entiendan, advirtiendo que deben ser favorecidos y bien tratados, que en ello me serviréis. Fecha en Madrid, a 3 de marzo de 1693, años- Yo el Rey - Por mandato del Rey Nuestro Señor, don Francisco de Asuolaz, Gran Canciller y Regidor Mayor- El Marquez de Valera"...

A golpes de tambor se echó a rodar el bando, leyéndolo por las calles de la urbe, se mandaron oficios a los tenientes de partidos y sendas comunicaciones a los hacendados de la región, indicándoles la fecha límite para presentarse con los monos en la plazuela del templo de Santo Domingo, donde un jurado elegiría a los mejores para cumplir los deseos de Su Majestad. Y llegado el día, salieron electos "por votación secreta" dos hermosísimos monitos de la variedad "horros", pertenecientes a don Francisco Silverio de Peralta, maestro de primeras letras de esta ciudad, quien los había conseguido en la jurisdicción de San Francisco de Baba.


En cómodas jaulas, los monos de Guayaquil partieron para España y tan pronto arribaron a Madrid, fueron la sensación de la corte, pues el Rey, encantando con sus gracias, no dejaba de mostrarlos a cuanta visita llegaba a palacio, dedicando todo el tiempo que podía gozar de sus cabriolas e inteligentes reacciones. Hasta que una tarde en que hallándose dentro de su salón-zoológico fue presa de las alucinaciones y creyéndose perseguido del demonio echó a correr como loco, dejando abiertas las puertas de las jaulas, para ir a refugiarse en el oratorio, donde se postró al pié del altar en el momento en que le sobrevino la crisis (probablemente epilepsia, como opinan otros historiadores).
Uno de los monos, encariñado con su amo, lo sigue a la capilla y asustado, trepa al altar, hasta colocarse en posición grotesca, abrazándose al crucifijo, mientras el otro observa la escena a corta distancia. Cuando el Rey poco a poco se reanima y alza la vista hacia el altar, ¡¡Horror de horrores!! Confunde al mono con el demonio y lo que su adiebrada imaginación le proyecta es la imagen que tanto terror le infunde en los delirios. ¡¡¡Socorro!!! - grita - El diablo está aquó - clama en un supremo esfuerzo, indicando el sitio con la mano temblorosa. Y lo que los guardias y cortesanos ven al entrar en la capilla no es al demonio, sino al mono de Guayaquil, que asustado del gentío, huye en busca de su compañero, aumentando el revuelo del momento.
A cuenta de aquel tragicómico incidente que se regó por las calles de Madrid y viajó como noticia hasta este puerto, cada vez que a la Corte española llegaba uno de nuestros coterráneos, la gente se acordaba del "Mono de Carlos II" y las bromas menudeaban alrededor del "Mono de Guayaquil".

Como lo explica el cronista Pino Roca, este sería el origen del apodo Monos, con el cual, unas veces cariñosamente y otras con solapada mala intención, desde entonces se nos identifica a los nativos de Guayaquil. Y por que existe un sustento histórico y porque los monos son animales inteligentes, activos, ingeniosos y simpáticos, la mayoría de los guayaquileños aceptamos sin disgustarnos aquel calificativo que a lo largo de los siglos ha constituido parte de nuestra identidad. Aunque en la sierra nos llaman monos a todos los costeños; y en tierras del belicoso vecino del sur, monos somos todos los ecuatorianos. Y a mucha honra, por que entre ser mono inteligente y ser una tonta gallina o una iguana lerda y cagona, yo prefiero lo primero, y por eso defiendo a ese simpático animal que nos representa como un notable exponente de nuestra fauna tropical y que hasta el momento no tiene en la ciudad ni una estatuilla, como si se las han dedicado al papagayo y a la iguana.

Tomado del libro "Del tiempo de la yapa" 5ta Edición Autora Jenny Estrada

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Jose Augusto - El increible silbo

Hola, hoy comparto con ustedes un disco que compré en un viaje que hice hacia Loja.
En una parada para comer un restaurante en la carretera, no recuerdo el nombre del lugar jeje pero un señor con su guitarra se paró en la entrada del restaurante, y al momento que se estaba preparando, escuché el silbido del señor y parecía el canto de un pájaro... yo me quedé impresionado, así que le compré el disco que estaba vendiendo para compartirlo.

Su repertorio incluye canciones de folklor andino, 

tracklist:

01 - Pájaro campana
02 - Avecilla
03 - Pájaro chogui
04 - Condor Pasa
05 - Dolencias
06 - Una lágrima
07 - Baila negra
08 - Canción Iguayno
09 - Toro barroso
10 - Amarguras

aquí les dejo un adelanto de la canción Avecilla


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jueves, 11 de agosto de 2011

Julio Jaramillo - El sentimental de America vol. 1

Que tal a todos, esta vez compartiré con ustedes 6 discos de Julio Jaramillo que irán saliendo progresivamente conforme los vaya subiendo jeje ;-)

una colección de oro :-)

El sentimental de América vol. 1
tracklist:

01 - Ayer y hoy
02 - De cigarro en cigarro
03 - Azabache
04 - Al retornar
05 - Amor Eterno
06 - Como tú lo hacías
07 - Canto por no llorar
08 - Cuando era mía mi vieja
09 - Copa de Ajenjo
10 - Botecito de vela
11 - Duda
12 - Escándalo
13 - Escucha esta canción
14 - Gainet
15 - Hermelinda
16 - Hablémos

Julio Jaramillo - Azabache

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Miles Davis - Miles in the sky

Para todos aquellos oyentes del buen Jazz, hoy comparto con ustedes este excelente disco de un gran trompetista estadounidense y uno de los más influyentes en el mundo del Jazz, Miles Davis con su disco Miles in the sky lanzado en el año de 1968


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miércoles, 10 de agosto de 2011

Stan Getz & Joao Gilberto - Getz/Gilberto Bossa Nova

Para todos aquellos que escuchan buena música, hoy les comparto un excelente disco de bossa nova con los creadores de este maravilloso genero; En el año de 1964 Stan Getz y Joao Gilberto, junto a la voz inconfundible de Astrud Gilberto fusionan sus instrumentos para ofrecernos un excelente material musical ;-)

Recomendado para todo buen músico :-)


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martes, 9 de agosto de 2011

Las primeras camaronas!

Una crónica de deportes, publicada en la revista dominical Semana Gráfica (diciembre de 1931) da cuenta del entusiasmo con que la juventud femenina guayaquileña practicaba por aquel tiempo el automovilismo en la ciudad, y especialmente en los balnearios. La nómina de damas y damitas de nuestros más altos círculos sociales pasaba de 20, aunque el autor revela que manejar constituía tan solo un entretenimiento para las mujeres, ya que quienes conducían oficialmente los vehículos - que entonces no eran mas de 250 y arrancaban accionando la manivela- eran los propietarios o los choferes al servicio particular de las familias.
Más adelante el número de vehículos aumentó notablemente, engrosando el gremio de los choferes profesionales, quienes para acceder a tal oficio tenían que prepararse debidamente a fin de rendir el riguroso examen previo a la obtención de un brevet otorgado primero por la intendencia de Policía, luego por el Sindicato de Choferes y posteriormente por la Comisión de  Tránsito del Guayas, fundada el año 1948.

Portando el primer permiso salían los novicios a realizar las prácticas por el solitario camino al aeropuerto, por las inmediaciones del Jockey Club (actual Centro Cívico) o por las calles apartadas de la ciudad; y cuando ya se consideraban competentes, solicitaban el segundo permiso y acompañados de un chofer profesional -como mandaba el reglamento- avanzaban lentamente hacia el centro de la urbe, donde el tráfico era más intenso, pero ni remotamente parecido al actual.

Entonces, aferrados como pulpos al timón y con la vista fija al frente, efectuaban las maniobras sin atreverse a pisar muy duro el acelerador para no pasarse de los 20 o 30 km. de velocidad permitida, lo que daba la impresión de que iban como durmiéndose en el volante.
Los demás conductores les pitaban para ponerlos nerviosos y al rebasarlos les lanzaban el famoso grito de "camarón", seguramente comparándolos con aquel crustáceo que cuando se duerme se lo lleva la corriente, cosa que indignaba a cualquiera, despertando su amor propio y motivando el deseo de superación para no hacer "camaronadas", que era como se denominaba a los errores propios de cualquier inexperto aprendiz.

Si lo relatado ocurría entre varones, imagínense mis jóvenes lectores lo que tuvieron que sufrir las primeras mujeres que dejando de lado la novelería aspiraron en serio a ser choferes calificados, en una época en que el solo hecho de intentar demostrar capacidad en asuntos que no fuesen los de incumbencia netamente doméstica, se consideraba una invasión al territorio de los roles masculinos.

A fines de la década de los 40 y todavía al comienzo de los años 50, ver una mujer manejando en Guayaquil, era algo tan raro como verla vistiendo pantalones. Josegina Carmigniani Marriot, Blanca Larrea Cucalón, Adalgisa Descalzi de Tabacchi, Rosita Aspiazu, Olga de Estrada y unas pocas más, fueron de las valientes que por esos años se brevetaron oficialmente en el Sindicato como choferes "sportman" (deportistas), única categoría que les era adjudicada. Y recuerdo que cuando salíamos en nuestro anciano Ford negro, el grito de "camarona", que le dedicaban a mi madre, nos acompañaba durante todo el trayecto, así como las burlas de los machísimos choferes de carros de plaza y de buses, que por asustar a la flamante colega le lanzaban el carro, obligandola a efectuar maniobras forzadas para no treparse a los parterres ni cometer infracciones.

Ford Clásico

El sistema de señalización automática con luces no existía en los vehículos, la ciudad carecía de semaforización. De manera que las señales debían hacerse manualmente, tanto por parte de los primeros vigilantes apostados en las principales intersecciones de las calles, como por cuenta de los choferes, sacando el brazo por la ventanilla.

Para girar a la derecha: brazo doblado en ángulo recto hacia arriba. Para girar a la izquierda: brazo extendido horizontalmente. Para frenar: brazo colgado hacia abajo.

Cumpliendo rigurosamente esas y otras normas y sin perder un ápice de su feminidad, ellas llegaron a dominar el oficio con tanta destreza como los varones, a quienes costaba mucho esfuerzo admitirlo. Pero a la menor falta los machistas les gritaban: ¡¡mujer tenías que ser!!! Ándate a tu casa, machona; ¡¡mujer al volante, peligro rodante!!! a cocinar camarona.


Pocos eran los comprensivos que aplaudían su habilidad. El resto las criticaba duramente.

Vino a abonar a su favor el primer raid automovilístico sudamericano que por tales años se corrió desde Buenos Aires a Caracas y en el cual participaban los hermanos Juan y Óscar Gálvez, el entonces joven corredor argentino Juan Manuel Fangio, que después llegó a ser varias veces campeón mundial; el piloto Marimón y una célebre conductora venezolana de robusta contextura, a quien apodaban "Doña Bárbara", que en igualdad de condiciones cumplía exitosas jornadas a lo largo del trayecto, conquistando aplausos de los pueblos y la prensa.

A partir de su paso por nuestro puerto, las suegras que aconsejaban no dar el volante a las nueras y los varones que sentían menguada su hombría al embarcarse en un carro conducido por manos femeninas, tuvieron que ir bajando la guardia hasta llegar a comprender que el mundo evolucionaba, permitiendo a la mujer el desarrollo de todo su potencial intelectivo y la ampliación de su rol dentro de las sociedades contemporáneas. Hacia los años 50 las camaronas se multiplicaron en ésta y otras ciudades del país. Antes de eso, la bella Pepita Carmigniani, se había inscrito para ser nuestra primera corredora, participando con mucha voluntad en una lid nacional y eso ayudó a seguir debilitando mitos.
Lástima que los archivos del Sindicato de Choferes del Guayas se hayan destruido y que la Comisión de Tránsito no conserve ciertos documentos de sus primeros tiempos, por que me hubiera gustado publicar la nómina completa de esas arrojadas pioneras del volante, para eternizarlas en una placa que nos recuerde a quien debemos la conquista de la que hoy gozan millares de mujeres.

Tomado del libro "Del tiempo de la yapa" 5ta Edición Autora Jenny Estrada


No olvides de compartir tu historia aquí. ;-) Curiosidad Infinita - Conocimiento y curiosidades - Curiosidad Infinita - Curiosidad Infinita

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